No todos los días se tiene la oportunidad de plantar pequeñas araucarias, que dentro de cientos de años alcanzarán el tamaño de un árbol maduro y frondoso. Así lo entendieron los niños, jóvenes, representantes de la comunidad y diversos actores involucrados, que se reunieron en la sede de la junta de vecinos del sector Los Prados de Curacautín, para dar curso a la actividad en el marco del proyecto de Implementación y evaluación de la restauración ecológica en bosques degradados de Araucaria araucana en la Cordillera de los Andes.
El proyecto, financiado por el Fondo de Investigación de Bosque Nativo de Conaf y ejecutado por el Laboratorio de Ecología de Paisaje de la Universidad de Concepción, busca aportar con conocimiento teórico y práctico para la recuperación de estos ecosistemas, por medio de las labores desarrolladas desde hace aproximadamente tres años.
EXPLOTACIÓN DE BOSQUE NATIVO
Lo que sucede hoy, es diametralmente opuesto a lo ocurrido en el pasado. Carlos Tapia, presidente de la Junta de Vecinos de Los Prados, en Curacautín, no sólo vive hace 18 años en el sector, sino que, además, fue por 35 años veraneante permanente en la zona y recuerda la explotación de bosque nativo. “En esos años se veían bajar los camiones cargados con trozos de araucarias. Las empresas grandes se llenaron los bolsillos de plata, explotaron, después se fueron y no reforestaron nada”, afirmó.
“Por eso encuentro tan bueno que hoy la araucaria esté con un cuidado exclusivo. Esta actividad fue muy constructiva, educativa e ideal para lo que nosotros queremos conservar, ya que los vecinos estamos muy preocupados por todo el tema de la recuperación de la araucaria. Me gustaría que se difundiera más, y que el pueblo, la comuna en si, se interesara más en informarse sobre este árbol que todos queremos mucho”, enfatiza.
La responsable del proyecto, Paula Gatica, que encabeza el equipo integrado por Jonathan Morán y Omayra Toro, señala que “que el proyecto de restauración ecológica para la recuperación del hábitat de la araucaria araucana, corresponde a un ensayo en una superficie de 1,08 hectáreas, a 1400 metros de altura. Se espera obtener directrices y poder replicar el mejor diseño en bosques que han perdido sus atributos ecológicos a causa de la extracción maderera y mega incendios ocurridos en el pasado. Si aumentamos las acciones de restauración en estos hábitats, mejoraremos la resiliencia de estos y podrán enfrentar de mejor manera el cambio climático”.
La restauración ecológica, es una disciplina que busca recuperar ecosistemas degradados a través de soluciones basadas en la naturaleza, (se utiliza un ecosistema de referencia natural, que es una guía a seguir), y al respecto, la bióloga y doctora en Ciencias Forestales, agrega que estas actividades comenzaron el año 2020 en plena pandemia. “Por eso tuvimos algunas limitaciones y retrasos, pero a la fecha se han podido cumplir los distintos objetivos planteados. Uno de estos objetivos era realizar este taller, para que la comunidad local conozca lo relativo a la restauración ecológica, así como el fondo de investigación de bosque nativo. Esperamos que los vecinos que viven en la zona se involucren en la iniciativa, ya que un proyecto de restauración ecológica no puede ser exitoso sin la participación de la comunidad, ni las personas”, enfatiza.
En sentido similar, María Verónica Oyarzún, ingeniero forestal y encargada del Fondo de Investigación de Bosque Nativo de Conaf en La Araucanía, comenta que en la institución tienen más de 100 proyectos financiados y en todos ellos, hay una etapa de difusión, en donde están involucrados funcionarios de Conaf y la comunidad local. “No siempre estos eventos son tan concurridos, pero en esta oportunidad, creo que en esta actividad hubo harta interacción con la comunidad local, que se notaba muy activa, con harta preocupación y preguntas con mucha profundidad acerca del proyecto y otros temas”.
En tanto, Hilda Sandoval, profesora encargada de la escuela Los Prados, establecimiento rural, multigrado y unidocente, recalca que este tipo de actividades forjan alianzas que van más allá del evento propiamente tal. “Esto es excelente. Acá tenemos pocos estudiantes, pero se valora mucho que se hagan este tipo de cosas, es muy bonito, ya que las alumnas plantaron araucarias pequeñas y así se puede interiorizarlas más sobre estos temas importantes acerca del medioambiente. Ahora mismo, una vecina del sector ofreció venir a la escuela para hacer algunos talleres al respecto, entonces gracias a esto, se van forjando otros lazos permanentes a través del tiempo”, agrega.
A LARGO PLAZO
Héctor Peñaloza, está en cuarto medio, y aunque sabe que no verá a las araucarias plantadas en su máximo apogeo, relata que esta fue una gran experiencia, que le permitió junto a sus compañeros, aprender más sobre esta icónica especie nativa de Chile, afirmando que “uno aprecia a las Araucarias como un árbol emblema y de identidad del país, pero no estábamos enterados del tema con mayor profundidad. Entonces por eso, encuentro que esta actividad fue muy didáctica, ya que no fue sólo teoría; nunca había plantado una araucaria pequeña y por eso estamos contentos con haber asistido”.
En un contexto de crisis climática, la restauración ecológica de bosques se ha convertido en una prioridad global, para revertir los efectos de la degradación. El retroceso de los ecosistemas naturales, ha conllevado a una disminución de la biodiversidad, reduciendo los bienes y servicios que son esenciales para los seres humanos.