El objeto interestelar 3I/ATLAS, el tercero en ser detectado en nuestro Sistema Solar después de 1I/‘Oumuamua y 2I/Borisov, está revelando secretos nunca antes vistos. Un equipo de astrónomos del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile analizó su luz con el Very Large Telescope (VLT) de ESO en Chile, encontrando señales químicas sorprendentes.
Los resultados muestran un espectro dominado por polvo rojizo y la detección inesperada de emisiones de níquel atómico (Ni I) y cianógeno (CN) a grandes distancias del Sol, sin presencia de hierro. Este comportamiento rompe con lo observado en cometas del Sistema Solar y en el objeto 2I/Borisov, donde níquel y hierro solían aparecer juntos.
“Es la primera vez que vemos un cometa interestelar tan activo desde tan lejos. Es como leer el prólogo de un libro antes del clímax en el perihelio”, explicó Rohan Rahatgaonkar, estudiante de doctorado del CATA.
El investigador principal, Thomas Puzia, añadió: “El hecho de ver níquel tan temprano y en solitario podría indicar que se formó en ambientes extremos, quizás en el disco grueso de la Vía Láctea”.
El hallazgo sugiere que 3I/ATLAS podría ser un “fósil criogénico” de miles de millones de años, un testimonio de condiciones muy distintas a las conocidas en nuestro vecindario estelar.
El 29 de octubre, el objeto alcanzará su perihelio (punto más cercano al Sol), y el equipo del CATA ya cuenta con más de 37 horas de observación programadas en el VLT, además de estudios de alta resolución para analizar su composición isotópica.
“Lo que viene será como abrir nuevas páginas de este manuscrito interestelar. Cada dato permitirá reconstruir cómo y dónde nació este objeto, y comprender mejor la formación de cometas y planetas alrededor de otras estrellas”, concluyó Puzia.