Escribe Pamela Schwerter, gerente general de Grupo Ahona
Este 14 de junio se conmemora el Día Mundial del Donante de Sangre, una fecha que visibiliza una realidad crítica: Chile enfrenta un preocupante déficit en la donación. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (2024), nuestro país tiene una tasa de 17 donantes por cada mil habitantes, mientras que el estándar recomendado es al menos 30. Esta brecha genera consecuencias que van mucho más allá de una estadística: cirugías que se suspenden, tratamientos oncológicos que se retrasan, urgencias que no se pueden atender a tiempo.
En este escenario, la disponibilidad de sangre no solo depende de la buena voluntad de los donantes. También exige sistemas de salud más resilientes, con apoyo logístico especializado, tecnología eficiente y soluciones que ayuden a optimizar cada recurso disponible. Un ejemplo concreto son los equipos recuperadores de sangre, dispositivos capaces de recolectar y reutilizar la sangre del propio paciente durante una cirugía. Esta tecnología, que ya se utiliza en áreas como la cardiocirugía, ginecología y neurocirugía, permite reducir el uso de unidades de banco de sangre y acortar los días de hospitalización.
Pero para que estos equipos estén disponibles donde y cuando se necesitan, se requiere mucho más que una bodega. Se necesita logística inteligente, que garantice la trazabilidad del traslado, la entrega oportuna y el conocimiento del valor clínico que implica cada despacho. No se trata simplemente de mover cajas, sino de comprender que cada equipo transportado puede marcar la diferencia entre una cirugía realizada o postergada.
Junto con lo anterior, los centros de sangre en Chile deberían apuntar a externalizar su logística hospitalaria debido a la creciente necesidad de optimizar recursos, mejorar la eficiencia operativa y garantizar la disponibilidad oportuna de insumos críticos, siguiendo los lineamientos del informe de la Comisión Nacional de Economía y Productividad (CNEP) “Eficiencia en la Gestión de Compras y Manejo de Inventarios en Hospitales”.
La donación de sangre es, sin duda, un acto altruista y vital. Pero para que ese gesto se transforme en una atención efectiva, necesitamos un sistema que funcione con la misma precisión con la que trabaja un quirófano. La logística en salud debe dejar de ser vista como un actor secundario para convertirse en un eslabón estratégico del ecosistema sanitario.
Hoy más que nunca, frente a la escasez de sangre y la presión sobre los sistemas de salud, urge una mirada integrada que combine conciencia social, innovación tecnológica y logística especializada. Donar salva vidas, pero entregar a tiempo también.