Vecinos denuncian ingreso no autorizado de vehículos a Reserva Nacional Malalcahuello

Tras video denuncia, comunidades alarman que efectos pueden ser irreversibles para el ecosistema.

La Reserva Nacional Malalcahuello-Nalcas, hogar de una biodiversidad única y paisajes de una belleza incomparable, es un patrimonio natural que merece ser protegido y respetado. Sin embargo, el ingreso de vehículos motorizados representa una grave amenaza para la flora y fauna del lugar, así como para la integridad de los ecosistemas que alberga.

El impacto negativo de los vehículos motorizados en áreas naturales protegidas es innegable. El ruido, la contaminación atmosférica, la degradación de los suelos y la fragmentación del hábitat son solo algunas de las consecuencias directas que afectan gravemente a la vida silvestre.

Las comunidades locales, junto con organizaciones ambientales, han manifestado su profunda preocupación ante esta medida, que contradice los principios de conservación y sustentabilidad. “Como vecinos inmediatos de la reserva, hemos pasado los últimos 15 años velando por la reforestación del bosque nativo en nuestra propiedad y por la protección de las araucarias que rodean nuestra laguna. Por eso nos duele tanto tener que presenciar el uso a veces irresponsable de estos recursos naturales y tener que escuchar las quejas de nuestros huéspedes amantes de la naturaleza”. Así comenta Beate Knust-Bentzien del fundo Laguna Blanca, su preocupación y los muchos años de compromiso de su equipo con este entorno natural.

Es fundamental que se promueva una gestión adecuada de la visita a la reserva, priorizando la conservación de su biodiversidad y la protección de sus valores naturales y culturales. Esto implica fomentar prácticas de turismo sostenible, educación ambiental y participación activa de las comunidades locales en la toma de decisiones.

GRAN IMPACTO
Maximilian Bentzien, presidente del Consejo de Administración de WeltgrunD AG Suiza, reaccionó ante los hechos que han afectado a varias zonas del parque, indicando que “no les importan las consecuencias para el ecosistema, ya que no es un impacto inmediato para ellos, por lo tanto, no lo miden como algo grave, esa es la triste naturaleza humana. El desfinanciamiento y falta de atención de las instituciones protectoras de estas áreas son las razones por las que estas prácticas son posibles. Claramente, también una total falta de educación a la población de la importancia de los santuarios de naturaleza que se encuentran en Chile es otro grave hecho en esta historia”.

La Reserva Nacional Malalcahuello-Nalcas, un área protegida de gran importancia ecológica y cultural. En sus casi 35.000 hectáreas, alberga una diversidad de ecosistemas, desde bosques nativos hasta ríos cristalinos y majestuosos volcanes. Esta reserva es hogar de una variada fauna, que incluye especies emblemáticas como zorros, pumas y una gran variedad de pájaros, entre ellos cóndores, así como una rica flora endémica.

Sin embargo, el ingreso de vehículos motorizados amenaza con perturbar este frágil equilibrio natural. Los caminos y senderos de la reserva, destinados al tránsito de peatones, y en menor medida y de forma muy regulada al tránsito ecuestre y de bicicletas, no son aptos para el tráfico de autos ni motos.

Además, el ruido y la contaminación generados por los vehículos pueden alterar el comportamiento de la fauna, afectando sus patrones de alimentación, reproducción y migración. Esto representa una amenaza sería para la supervivencia de muchas especies, algunas de las cuales se encuentran en peligro de extinción.

Las locales, que han convivido en armonía con la naturaleza durante generaciones, comprenden la importancia de conservar la Reserva Nacional en su estado natural. Por ello, se oponen firmemente al ingreso de vehículos motorizados y abogan por la implementación de medidas que promuevan un turismo responsable y respetuoso con el medio ambiente.

“La Unesco declaró a este lugar, el 2019, el segundo Geoparque de Sudamérica, Kütralkura. Esta zona es, por tanto, un lugar único a nivel mundial en términos de flora, fauna, geología y vulcanismo, que también requiere una protección especial”, precisó Beatriz.

Agregó que “participamos en la creación de este Geoparque y seguimos apoyando su conocimiento siempre que es posible. Educamos y trabajamos incansablemente para explicar a los visitantes el delicado ecosistema, que alberga la especie más antigua del mundo, la Araucaria araucana. Precisamente en este punto esperamos desde hace tiempo un mayor compromiso por parte de las autoridades, que en su día aceptaron esta declaración y se comprometieron a proteger este Geoparque. Ahora se trata de concienciar a la población de estas conexiones y evitar que sigan destruyendo el patrimonio natural único”.

Por último, subrayaron que es urgente que las autoridades competentes escuchen la voz de las comunidades y actúen, en consecuencia, priorizando la conservación de este invaluable patrimonio natural sobre intereses a corto plazo. Sólo así se podrá garantizar que la Reserva Nacional Malalcahuello-Nalcas siga siendo un refugio seguro para la vida silvestre, un lugar protegido para esta preciosa flora un destino de belleza incomparable para las generaciones venideras.