Pablo Maritrú, el lugareño que rescata a los turistas que se accidentan en las Termas de Alpehue

Cuatro o cinco veces cada verano, este modesto vecino del sector cordillerano de Melipeuco debe salir en socorro de las personas que sufren emergencias en las inmediaciones del volcán Sollipulli, labor que realiza gratuitamente y sólo por un sentimiento de solidaridad con el prójimo.

Llegar a los géiser y termas de Alpehue, ubicados en pleno volcán Sollipulli, a poco más de 20 kilómetros de Melipeuco, no es una caminata fácil. Son cerca de tres horas de ascenso y otras tres de descenso, caminando por el medio de un río y escarpados senderos, para llegar a esta verdadera maravilla de la naturaleza que todavía no es muy conocida por el grueso de los habitantes de La Araucanía, pero sí por los amantes del senderismo y los deportes al aire libre.

La caminata es absolutamente obligatoria, pues no existe camino vehicular entre el valle y el lugar donde se ubican las termas, por lo que no es raro que muchas personas que se aventuran para disfrutar de estos paisajes, se extravíen o sufran accidentes.

El problema más común es el desconocimiento de la prolongada caminata y la sobreestimación de las capacidades físicas propias, lo que hace que a muchos turistas los encuentre la noche en medio de la ruta, sin vestimentas apropiadas para el frío cordillerano ni equipo de acampada y linternas, condiciones perfectas para que se produzca alguna emergencia.

Precisamente esta semana, un grupo de cerca de 10 jóvenes provenientes de distintas comunas de la región, decidieron realizar un trekking por esta complicada ruta, sin hacerse acompañar por un guía experto, lo que desembocó en que se oscureciera en la mitad de su regreso y que quedaran extraviados a merced de las bajas temperaturas, mojados por el cruce reiterado del río que conduce a esta atracción natural, que todavía mantiene cierta profundidad y gran caudal en esta época y lo peor, con dos mujeres del grupo lesionadas producto de caídas y golpes.

Ya de noche, uno de los jóvenes logró caminar hasta el valle y llegó hasta la vivienda de Pablo Maritrú, de 39 años de edad, quien ha residido toda su vida en el sector aledaño a las termas y que posee un microemprendimiento como guía de las personas que llegan a conocer esa zona. El joven extraviado, vistiendo solamente short y polera, llegó al inmueble de Maritrú y alertó que sus compañeros se encontraban desorientados y dos de ellos lesionados, por lo que requerían rescate urgente.

Apenas 10 minutos demoró este lugareño en salir de su casa caminando junto a su esposa Carolina Aguilera, con linterna y vestimenta adecuada para cruzar por el río, y partió al rescate del grupo de excursionistas, no sin antes alertar a Javier Roa y Ernesto Castro, otros dos vecinos del sector, que lo acompañaron en su tarea.

PELIGRO
Maritrú relató que cada verano, es común que se produzcan este tipo de emergencias y en no menos de cuatro o cinco ocasiones por temporada debe emprender este tipo de rescates junto a sus vecinos. “Muchas personas, por ahorrarse un pequeño monto de dinero, no contratan guías experimentados y deciden subir solas a las termas, pero desconocen que cada invierno el río que viene desde el volcán baja con mucha fuerza y modifica la geografía del sector, por lo que un sendero que se utiliza un año, al siguiente puede no estar y se debe buscar otra ruta, lo que genera que las personas que creen conocer el camino se desorienten y comiencen a caminar con rumbo equivocado”, explica, añadiendo que cada primavera, antes de que comience la temporada, debe recorrer personalmente toda la ruta, para conocer las modificaciones geográficas que se produjeron en invierno y así procurar un trayecto seguro para los visitantes que guía.

Felizmente, en esta oportunidad, la aventura de este grupo de jóvenes terminó de buena manera, las muchachas no evidenciaban lesiones de gravedad y tras ser atendidos por Bomberos y la ambulancia local, todos regresaron sanos y salvos a sus casas, con sólo una anécdota que contar, gracias a que Maritrú junto a sus vecinos caminaron tres horas en medio de la noche, hasta lograr encontrarlos y guiarlos de regreso a sus vehículos.

Este lugareño, cuyo microemprendimiento como guía se llama “Travels Alpehue”, reconoce que la vida en la cordillera es muy dura y se pasan “apreturas económicas”, pero no cobra por su labor de rescatista, sino que dice hacerlo sólo por un sentimiento solidario y altruista. Carolina Aguilera, la esposa de Pablo, posee un pequeño carrito donde ofrece comida al paso y jugos a los visitantes, lo que les permite tener algunos ingresos en verano.

Pablo Maritrú cuenta que, debido a las nevadas, esta familia muchas veces debe quedarse en su vivienda durante toda la temporada invernal, pues los caminos se cierran y el clima hace imposible las visitas a las termas, lo que les genera una fuerte merma económica, por tanto, en primavera, verano y otoño extreman sus esfuerzos para llevar el sustento a su hogar y mantener a sus dos hijas menores de edad, una de las cuales está pronta a ingresar a la educación superior en Temuco.

Si bien su trabajo de guía le obliga a extremar sus capacidades físicas producto de las extenuantes y reiteradas caminatas, dice no importarle que interrumpan su descanso y ser despertado en las noches por quienes acuden a pedirle ayuda, pues tras cada rescate regresa a su casa con el sentimiento de haber hecho el bien.

Su labor voluntaria complementa a lo que realiza Bomberos y la ambulancia de Melipeuco, pues debido a la gran distancia con el poblado, por lo general Pablo sale mucho antes que la ayuda formal y regresa con las personas rescatadas cuando los servicios de emergencia recién han llegado al sector, lo que facilita enormemente el trabajo de los socorristas, labor que realiza discretamente y siempre ha permanecido en el anonimato.

RECOMENDACIONES
La recomendación que entrega a quienes llegan a disfrutar de los géiseres y termas del Alpehue es tajante: “nunca vengan sin un guía, que ojalá sea una persona del sector, pues la caminata es muy larga y se debe regresar temprano, por el riesgo de quedarse a oscuras a mitad de camino y sufrir una caída o algún tipo de accidente, como suele suceder. De hecho, este año el río trae mucho más caudal que lo habitual, lo que hace todavía más lentos los recorridos”.

Pablo Maritrú termina advirtiendo que la creciente popularidad de las aguas termales es tal, que cada fin de semana suben entre 150 a 200 personas por día, otro factor que ayuda también a ralentizar las caminatas y a provocar que algunos turistas desprevenidos puedan quedar todavía de camino cuando llega la noche en la montaña.

Esta semana, Pablo Maritrú se encontraba en su casa, cuando cerca de medianoche un turista acudió a su vivienda a pedir socorro para sus amigos extraviados. Maritrú trabajó cerca de tres horas junto a unos amigos del sector, para encontrar a los excursionistas.