Escribe: Dr. Eduardo Sandoval-Obando, investigador Instituto Iberoamericano Desarrollo Sostenible (IIDS) Universidad Autónoma de Chile.
La relación entre el uso problemático de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y el desempeño de los estudiantes, según lo reportado por Prueba PISA, demanda un análisis crítico acerca de la masificación e integración de estas herramientas en la educación. La tendencia global de restringir el uso de teléfonos celulares durante el horario de clases, observada en países como Finlandia, Holanda, Francia, Suecia, Irlanda, Italia y también de manera incipiente en Chile, acogiendo el llamado de la ONU y Unesco, instala la necesidad de discutir como sociedad acerca del uso responsable de los dispositivos móviles en niños/as y jóvenes.
Dentro del aula, es clave la existencia de pautas (protocolos flexibles construidos participativamente) respecto al uso de dispositivos. Implementar un plan de estudios estructurado que eduque a los estudiantes sobre el uso responsable y planificado de las TIC Lo anterior, incluye momentos específicos para la interacción con el dispositivo, fomentar la comprensión de sus ventajas / desventajas y posibilidades, recordando que su uso está orientado a la mejora de las experiencias de aprendizaje y para el bienestar de los estudiantes y maestros, no en detrimento de ellos. Las conexiones en línea no son un sustituto de la interacción humana. El aprendizaje es un proceso relacional.
Por otra parte, la colaboración con los/as padres / madres es indispensable. El apoyo familiar en el aprendizaje se extiende a la construcción de entornos propicios para un uso equilibrado y mediado de la tecnología. Los diálogos abiertos entre educadores y padres pueden facilitar la integración de estrategias efectivas y seguras, para gestionar el tiempo frente a la pantalla fuera del horario escolar. Igualmente deben inculcar hábitos tecnológicos responsables que complementen los esfuerzos pedagógicos dentro de la escuela.
La formación del profesorado es un eje central en la era digital. Mejorar las habilidades digitales y didácticas garantiza que los educadores estén capacitados para guiar a los estudiantes en el uso responsable de la tecnología. Los programas de desarrollo profesional centrados en la integración de herramientas TIC / TAC e IA, en su formación inicial, aumentarán los beneficios de estas herramientas y mitigarán posibles dificultades.
Reconocer las complejidades de las infancias es fundamental para elaborar estrategias pedagógicas eficaces. Es decir, la relación de cada estudiante con la tecnología es única, ubicua y progresiva, las escuelas deben adoptar un enfoque de aprendizaje personalizado. Adaptar las intervenciones a las necesidades individuales garantiza una respuesta matizada a los desafíos que plantea el uso excesivo de las TIC e IA en la sociedad.
Finalmente, promover el uso responsable de dispositivos requiere un enfoque multifacético. Directrices claras en la escuela, colaboración con las familias, formación continua para el profesorado y un marco de aprendizaje personalizado contribuirán colectivamente a fomentar hábitos tecnológicos responsables. La era digital es una realidad, por lo que se vuelve imperativo cultivar una generación de estudiantes que no solo sobresalgan académicamente, sino que también utilicen la tecnología como una herramienta de desarrollo (personal y profesional) altamente dinámica y compleja, y no como una distracción.