Abejas: ¿Por qué son importantes y que puede ocurrir con ellas?

“El Día Mundial de la Abeja es también una ocasión para crear conciencia sobre cómo todos podemos marcar la diferencia para apoyar, restaurar y mejorar el papel de los polinizadores”

Las abejas, desempeñan un papel fundamental en nuestra sociedad y en el equilibrio ecológico. Como principales polinizadores, juegan un rol crucial en la reproducción de muchas especies, lo que asegura su diversidad y la producción de alimentos. Además, la miel y otros productos apícolas generados a través de la labor incansable de las abejas, son apreciados tanto a nivel gastronómico como en la industria de la cosmética y la medicina.

En jardines de las casas e incluso en balcones de los departamentos en edificios es posible generar condiciones para que las abejas puedan alimentarse, hidratarse y encontrar refugio. En relación al Día Mundial de las Abejas,  como hoy sábado 20 de mayo, desde el Centro de Biotecnología de Sistemas UNAB entregan sugerencias fáciles de implementar que favorecerán a las abejas melíferas y a las nativas y llaman a priorizar los esfuerzos por proteger a las abejas y otros polinizadores.

“En Chile tenemos alrededor de 500 especies de abejas nativas, con más de 70% de ellas endémicas. Y aunque son parte habitual de los distintos paisajes de nuestro país, incluyendo plazas y parques urbanos, son casi desconocidas para la mayoría de las personas”.

De este modo es como Sharon Rodríguez, representante de la línea de investigación de Ecosistemas Agrícolas del Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello (CSB-UNAB) se refiere a la importancia de las abejas nativas. Agrega dicha especialista: “Conocerlas y reconocer su valor nos incentiva también a mantener la diversidad de plantas silvestres que ellas suelen visitar y contribuye a la estabilidad de los ecosistemas en general, la producción de cultivos, la seguridad alimentaria y, por consiguiente, a nuestro propio bienestar”.

DIFERENCIA

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura destaca este año que “el Día Mundial de la Abeja es también una ocasión para crear conciencia sobre cómo todos podemos marcar la diferencia para apoyar, restaurar y mejorar el papel de los polinizadores”. Para contribuir a este objetivo, investigadoras de CSB-UNAB entregan las siguientes recomendaciones, que se pueden implementar en jardines urbanos e incluso en balcones para favorecer tanto a abejas nativas como melíferas:

1 – Plante flores de distintos colores y formas:  Un jardín o balcón con flores de múltiples colores, de preferencia nativas, y con periodos largos de floración, atraerá a diversas especies de abejas. A las melíferas las atraen flores como amapolas, rosas, claveles, margaritas y girasoles, así como caléndula, lavanda y romero.

Observando la flora nativa de la región es posible descubrir muchas otras especies atractivas para abejas y otros polinizadores. Al respecto, explica Isabel Acuña, investigadora de Ecosistemas Agrícolas de CSB-UNAB: “Es importante considerar que los jardines con diversidad de flores no solo ofrecen néctar y polen a todas las abejas. También proporcionan refugio físico y sitios de cópula y nidificación a las abejas nativas, que a diferencia de las melíferas no habitan en colmenas sino en agujeros que abren en el suelo”.

Por su parte, dice Sharon Rodríguez: “Las abejas nativas prefieren flores nativas. En la zona central de Chile buscan especies como malvas de cerro y de cordillera,  huilmo y lirio del campo. En la zona centro sur visitan chilco y ñilhue y en el norte malvilla y pata de guanaco”.

2 – Valore las “malezas”: Dejar crecer el pasto moderadamente para que surjan flores de tréboles, dientes de león y margaritas de los prados, entre otras, lo volverá atractivo como fuente de néctar para abejas. De hecho, en muestras de mieles chilenas se ha detectado presencia de especies como ruda (Galega officinalis), trébol blanco (Trifolium repens) y trébol amarillo (Melilotus indicus), entre otras, que suelen considerarse malezas, pese a su aporte a la biodiversidad.

3 -  Mantenga fuentes de agua disponibles: Las altas temperaturas y la escasez de agua afectan en forma importante a las abejas. Para ayudarlas, se pueden poner fuentes de agua no muy profundas donde puedan beber y refrescarse. “Es aconsejable introducir piedras grandes a modo de islotes para que puedan pararse a beber y no se ahoguen”, aconseja Isabel Acuña.

4 - Use productos orgánicos: Evitar el uso de fitosanitarios y preferir productos naturales u orgánicos hará del jardín un mejor lugar para los polinizadores. Si es necesario aplicarlos, nunca se debe hacer sobre las flores ni en horarios en que éstas estén abiertas, pues coinciden con el momento de forrajeo o alimentación de las abejas. Esto ayudará también a los insectos benéficos, como las “chinitas”.

5 - Rescata espacios de tu barrio con jardines: Reunirse con vecinos para recuperar antejardines y otros espacios públicos abandonados o descuidados plantando flores o huertos de hierbas o de hortalizas no solo atraerá abejas y otros polinizadores. También generará un beneficio comunitario relacionado con la conexión con la naturaleza y el apego al lugar. Jardinear también reduce el estrés y la ansiedad, mejora el ánimo y abre oportunidades importantes de educación ambiental.

En opinión de Sharon Rodríguez, representante de la línea de investigación de Ecosistemas Agrícolas del CSB-UNAB: “Todas estas acciones nos ayudan a comprender cómo y por qué el incremento de espacios verdes a nivel doméstico y de barrio brinda beneficios ecosistémicos, como la amortiguación climática y el secuestro de carbono, que mejoran la habitabilidad y la sostenibilidad de las áreas urbanas a la vez que se producen alimentos, se apoya la biodiversidad local y se reivindica el bienestar humano”.

RAYENTUE

Siempre en el ámbito del interés agrícola y científico que despierta la abeja, desde el Centro “Rayentué” del Instituto de Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de Agricultura (INIA) ubicado en la comuna de Rengo, Región de O´Higgins, han explicado cuáles son las diversas áreas que investigan para comprender el fenómeno y ayudar medioambientalmente a la floración, polinización y producción apícola, siempre con compromiso hacia los ecosistemas.

A juicio de Emilio Cáceres, ingeniero agrónomo e investigador de dicho centro del INIA, la importancia que poseen las abejas para el desarrollo de la agricultura se basa en: “la mantención y recuperación de los ecosistemas fracturados por los cambios de uso de suelo debido al negocio inmobiliario o las grandes extensiones de monocultivos agrícolas y forestales. Cuando esto pasa, el sistema se vuelve muy vulnerable, ya que, al perder diversidad genética, las especies vegetales son más susceptibles a plagas y enfermedades. Las abejas y la apicultura también cumplen un rol fundamental para la agroindustria, como lo es la polinización, aunque aún existe mucho por investigar sobre la polinización, sus tiempos de duración y sus impactos medioambientales”.

Teniendo presente que períodicamente estudia varias colmenas, donde aprovecha de estudiarlas y obtener información valiosa para su producción y conservación, Emilio Cáceres comentó: “Otro rol relevante es, por supuesto, la producción de miel, un alimento de importancia nutritiva. Pero más allá de ello está la gran cantidad de subproductos que se pueden obtener, como por ejemplo propóleo, cera, jalea real, polen, material genético vivo entre otros. Estos subproductos tienen gran relevancia, pero en Chile aún no se les da la importancia que realmente tienen debido a la dificultad que conlleva su producción y desarrollo”,

En el centro INIA Rayentué estiman además que, en el actual escenario de cambio climático y en especial del fenómeno meteorológico “El Niño”, la preocupación lógicamente se traslada a la supervivencia de las abejas, con ciertos factores comunes a considerar, como la disminución de la disponibilidad de néctar y polen, cambios en los patrones de floración, mayor incidencia de enfermedades y plagas y pérdida de hábitat y diversidad, entre otros factores.

“La base de todo esto es cómo nosotros logramos mantener nuestros ecosistemas más allá de la venta de miel. Debemos ser capaces de centrarnos en el apoyo ecosistémico que nos dan las abejas, ya que ello es fundamental para avanzar en producciones sustentables”, declaró Emilio Cáceres.

Por Sergio Peña Herrera