Escribe: Joseph Rivas, paciente de Teletón y tiktoker.
Mi nombre es Joseph Rivas, tengo 18 años, me gusta el trap, el reggaetón y la música urbana, aunque también la bachata de Romeo Santos y Prince Royce.
Mis hobbies son crear videos para TikTok y leer. Mis libros favoritos son los de Percy Jackson, porque la mitología y sus dioses me parecen muy interesantes, también me gustan las series, como “Stranger Things” y “Los Simpson”. También soy fan del cine y de películas como “El Padrino”. Antes, mi pasatiempo era el fútbol y, aunque no puedo practicarlo, seguirá siendo el hobby de mi vida.
Muchos me han preguntado cómo nació mi idea de ser tiktoker. Recuerdo que empecé a subir videos en mi cuenta @jxseph_27 para mostrarme cómo era, y sin ninguna expectativa. Pero cuando vi cómo las personas comenzaron a reaccionar a lo que hacía, me encantó. Fue en ese momento que decidí seguir haciendo videos así, tal como soy yo.
Nunca olvidaré que hace algún tiempo leí por ahí que para ser tiktoker tenías que pasar los 130 mil seguidores. En ese momento dije “¡eso es imposible!”, y ahora tengo 1,5 millones de seguidores y mi video más popular tiene 18 millones de visitas. Esto para mí ha sido otra prueba de que en la vida no hay límites.
¿Por qué me gusta TikTok? Porque es un lugar para ver videos y entretenerse. Si bien también negatividad, no es tanta como en otras plataformas. Es una red social divertida y que llega a mucha gente y, como soy un creador de contenidos, eso me sirve mucho.
También me gusta porque es una plataforma donde cualquier persona puede hacerse conocida. A mí, por ejemplo, me siguen más de un millón de personas. Y así ha pasado muchas veces con personas desconocidas que se han hecho populares.
Y me pasó a mí, porque tuve la confianza para creer que podía hacerlo.
Por eso quiero agradecer a los profesionales de Teletón que día a día trabajan por la rehabilitación y la inclusión de niños y jóvenes como yo. Gracias por animarnos y darnos la fuerza para seguir adelante y tener una vida lo más normal posible. Ellos se merecen todo, realmente son un siete. Agradezco especialmente a mi terapeuta ocupacional, Javiera Concha, por darme apoyo constantemente y preocuparse por mí siempre.
Y quiero compartir también algo con otros jóvenes: luchen, no bajen los brazos y vean la vida como una oportunidad, ya que siempre nos regala una. A veces uno se encierra en sí mismo, pero cuando uno se convence de mirar lo positivo, se pueden descubrir las maravillosas sorpresas que la vida entrega todos los días.