La trágica relación entre araucarias e incendios forestales es enfocada por la ciencia

"La gente que visita las áreas protegidas, o vive en zonas aledañas, necesita la educación, participación, involucramiento en el manejo de estos territorios, en temas como la recolección de productos forestales no madereros, turismo, de cualquier otro uso de carácter económico o espiritual que se haga"

Dos recientes investigaciones, en las cuales participaron varios investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), estudiaron el daño que se produjo en las comunidades de aves y de lagartijas de bosques de araucarias que fueron arrasadas por incendios forestales. Tales investigaciones  fueron expuestas en las revistas Scientific Reports y Avian Conservation and Ecology. En ellas, se compararon los efectos en cuatro bosques de araucarias de la Araucanía.

“Lo que nos muestra esto, en particular para las aves y los reptiles, es que existen especies que se ven fuertemente afectadas por los incendios, que, en general, son las especies que tienen requerimientos más específicos de sus hábitats. Por esto mismo son las más vulnerables a los cambios en estos. En cambio, aquellas especies que pueden colonizar otros ambientes con más facilidad, se ven un poco menos afectadas”.

Asi comentó el académico Tomás Ibarra, del Campus Villarrica  y la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la PUC, en su calidad de participante en ambas investigaciones.

Ibarra indicó que en las lagartijas en zonas dos veces quemadas, se observa una colonización paulatina de lagartijas que prefieren zonas abiertas, o sea, el suelo desnudo. Además, según expuso: “Las especies de lagartijas que requieren vivir en los árboles, o tienen hábitos arbóreos, son las que se ven más afectadas por los incendios”.

ESPECIES

En el caso de las aves, éstas tienen la capacidad de movilizarse, entonces, cuando un sitio sufre un incendio, muchas aves son capaces de volar e irse de ese lugar. Aunque lo dramático es que muchos de estos incendios ocurren en el periodo reproductivo, que es cuando las especies están armando sus nidos, -lo mismo para las lagartijas-, y muchas van a perder sus huevos o pollos. El período de reproducción va desde septiembre-octubre hasta marzo, que es justamente la temporada de incendios

“En relación con la recuperación, en los sitios que se han quemado solamente una vez, al estar alcanzando unas dos décadas de recuperación post-incendios, la composición de la comunidad de aves es muy similar entre este bosque en proceso de recuperación y los bosques no quemados”

Así destacó el investigador e académico Tomás Ibarra, quien explicó además: “Este hallazgo nos abre una ventana de optimismo sobre la regeneración de los bosques y su biodiversidad en zonas que se han quemado una sola vez. Sin embargo, las zonas quemadas dos veces quedan devastadas o muy pobres en biodiversidad. Pero, ¿qué es lo relevante aquí? Que las zonas que se queman, deben mantener los legados de hábitat. Es importante que se dejen los árboles muertos en pie y los árboles en descomposición en el suelo y que no ocurra lo que ocurre hoy, que en áreas no protegidas, Conaf permite la cosecha de hasta un 80% del material aprovechable. Eso tiene implicancias negativas para la recuperación de la flora y fauna del bosque en el tiempo”.

En opinión de Tomás Ibarra, será importante involucrar a las comunidades aledañas en el resguardo y protección de estos bosques, sobre todo porque este tipo de siniestros se repetirán no poco en el futuro. Dicho especialista comentó que las predicciones para estas áreas son una mayor aridización, disminución de las precipitaciones, hasta un 15% en algunas áreas, aumento de las temperaturas promedio y esto significa que se van a dar las condiciones para que los incendios aumenten en frecuencia, intensidad y superficie.

Las especies que están en verdadero peligro en los bosques de araucarias, son, como explicó Ibarra: “Aquellas especies que son más vulnerables a los cambios en su hábitat, que, según nuestra legislación chilena vigente, son las que han sufrido mayor reducción en su población a lo largo de la distribución del bosque templado: la propia araucaria araucana y también otras especies de animales como: el carpintero gigante; algunas rapaces como el aguilucho de cola rojiza y el concón, que es el búho de bosque; el chucao y el hued hued del sur. Estas dos últimas especies, por ejemplo, no vuelan largas distancias, por lo que no tienen una capacidad de dispersión muy alta. En general, estas son algunas de las especies que son más especialistas en el uso de ciertos recursos, más sensibles a los cambios en su hábitat, y son las que se están viendo más afectadas por estos eventos”.

PROTECCION

“Para proteger los bosques de Araucarias, se tienen que sofisticar aún más las técnicas de predicción de incendios, de la predicción de la magnitud, frecuencia e intensidad. Pero a su vez es muy relevante incluir la participación de las comunidades que viven en zona adyacentes a las áreas protegidas”, explica Tomás Ibarra.

En este sentido, el investigador declara que no hay que pensar solamente en las áreas protegidas como un lugar de fortaleza, porque lo que nos muestra nuestra propia investigación, es que en muchos casos los incendios inician dentro de la zona protegida, porque igual son vulnerables a los incendios tanto de origen antrópico como de origen natural. La gente que visita las áreas protegidas, o vive en zonas aledañas, necesita la educación, participación, involucramiento en el manejo de estos territorios, en temas como la recolección de productos forestales no madereros, turismo, de cualquier otro uso de carácter económico o espiritual que se haga.

El profesor Ibarra da el ejemplo del incendio que afectó en el año 2015 a la reserva nacional China Muerta, ubicada entre las comunas de Lonquimay y Melipeuco, dañando una reserva natural de araucarias. Posteriormente a los incendios, las comunidades locales se reunieron y fueron capacitadas por la Corporación Nacional Forestal (CONAF) para poder prevenir, hacer detección temprana y combatir incendios. En el caso puntual de esa reserva, se construyó un mirador para poder observar la zona e identificar con mayor rapidez los focos de incendios. También se construyeron senderos para poder ingresar a los bosques, porque los bomberos no podían entrar para poder apagar el fuego.

Para obtener más información sobre éste tema, revise los siguientes documentos:

  1. Fire regimes shape biodiversity: responses of avian guilds to burned forests in Andean temperate ecosystems of southern Chile
  2. Altered fire regimes modify lizard communities in globally endangered Araucaria forests of the southern Andes

 

Por Sergio Peña Herrera