El complejo escenario de la disposición de residuos en La Araucanía

La región es una de las zonas del país con mayores complicaciones en materia de disposición final de residuos sólidos domiciliarios no reciclados. Produce más de 300 mil toneladas cada año y sólo el 50% va a sitios de disposición final dentro de la región, los cuales tienen además fecha de cierre en el corto plazo. El otro 50% viaja hasta el Biobío, a un vertedero en Mulchén y a un relleno sanitario en Los Ángeles.

En un reciente seminario, CorpAraucanía buscó visibilizar la compleja situación que enfrenta actualmente La Araucanía en relación a la disposición final de sus residuos, dando la oportunidad para que expertos nacionales e internacionales compartieran sus visiones y experiencias sobre cómo se debiera abordar esta problemática.

La compleja situación en relación a la disposición final de los residuos de La Araucanía queda en evidencia en un estudio que realizó la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere). Según este estudio, en el año 2018 los habitantes de La Araucanía generaron casi 340.000 toneladas anuales de residuos sólidos domiciliarios (RSD), de las cuales un 50% se transporta fuera de los limites regionales, proveniente de diez comunas: Temuco, Padre Las Casas, Lautaro, Purén, Collipulli, Los Sauces, Renaico, Galvarino, Lumaco y Perquenco.

Particularmente inconveniente, tanto desde un punto de vista económico, como medioambiental, resulta ser la situación de Temuco (120.000 ton/año de RSD), Padre Las Casas (20.000 ton/año de RSD) y Lautaro (10.000 ton/año de RSD), que envían cada año en conjunto alrededor de 10 mil camiones para trasladar sus residuos diariamente a una distancia de hasta 200 kilómetros, a un relleno sanitario en la ciudad de Los Ángeles (Biobío), en el caso de Temuco; y a un vertedero en Mulchén (Biobío) en el caso de Padre Las Casas y Lautaro.

Al mismo tiempo, la situación de las comunas que actualmente sí disponen dentro de la región no es mejor, sino que al contrario. El catastro de la Subdere arrojó que, de los 16 sitios de disposición hoy operativos en La Araucanía, solo uno puede calificarse como “relleno sanitario”, es decir, una instalación que cumple los estándares mínimos establecidos por la legislación ambiental vigente. A esto se suma que, de los 16 sitios operativos, 13 ya sobrepasaron su fecha de cierre, algunos incluso en más de 10 años. Los tres sitios restantes cuentan con fechas de cierre para los años 2022 y 2023. Por lo tanto, en los próximos dos años, en la Región de La Araucanía deberían dejar de funcionar todos los sitios de disposición final actualmente operativos.

LA PROYECCIÓN A FUTURO
Durante los últimos años, Chile ha comenzado a desarrollar una serie de políticas públicas que buscan mejorar el nivel de reciclaje en el país, como la Ley REP, la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos y la Hoja de Ruta de Economía Circular, lo cual también impactará positivamente en la gestión de residuos en La Araucanía, ayudando a aumentar las (hoy bajas) tasas de reciclaje y, en consecuencia, a reducir la tasa del resto que termina siendo “basura”.

Si se proyectan las distintas metas de reducción, reutilización y reciclaje que los instrumentos ya mencionados establecen para los próximos 20 años y se asume, como escenario optimista, su pleno cumplimiento, se obtiene que podría llegarse al año 2040 alcanzando tasas de reciclaje de residuos sólidos domiciliarios (RSD) de alrededor de un 60%, lo cual equivale a cifras similares a los de países más avanzados. El 40% restante correspondería a la fracción no reciclable, es decir, lo que se podría seguir denominando “basura”, o “fracción resto”.

Se espera que este aumento en las tasas de reciclaje se produzca de manera paulatina en un plazo de alrededor de 20 años, lo que resulta en que la cantidad total de RSD reciclados en estos 20 años sería de aproximadamente un 28% del total de los RSD generados en el período 2020-2040, mientras el 72% restante terminaría siendo “basura” que no se habría logrado reducir, reutilizar, ni reciclar. Para la Región de La Araucanía, este 72% significa más de 6 millones de toneladas de “basura”, una cantidad equivalente a lo que serían capaces de recibir los 16 sitios de disposición actualmente operativos en un período de funcionamiento adicional de 35 años.

EL CAMINO A SEGUIR
El claro consenso que fue transmitido por todos los exponentes que participaron del seminario de CorpAraucanía es que se debe respetar y seguir la denominada “jerarquía en el manejo de residuos”, que establece como primera alternativa la prevención en la generación de residuos, luego la reutilización, el reciclaje y la valorización energética de los residuos, dejando como última alternativa su eliminación o disposición final.

El ingeniero y académico Rodrigo Navia, vicerrector de Investigación y Pregrado de la Universidad de La Frontera y experto en materia residuos, apuntó a que la solución hoy debe pasar por conectar la gestión de residuos con la economía circular. “Conceptualmente eso se da cuando los flujos de la gestión de residuos son incorporados en la valorización de ellos mismos, ya sea como materiales o energía. Desafortunadamente, hoy día en nuestro país, un 99% de los residuos va a rellenos sanitarios o vertederos, en esa gestión estamos absolutamente al revés respecto de la ‘jerarquía’”, apuntó.

En cuanto a los residuos no reciclados, los antecedentes técnico-científicos, al igual que los ejemplos exitosos en el mundo, son claros en señalar que debe privilegiarse la valorización energética por sobre la eliminación en rellenos sanitarios, por lo que países como Alemania, Austria, Suiza y otros prohibieron hace más de 15 años la eliminación de la “basura” en rellenos sanitarios, obligando en la práctica a valorizarlos energéticamente en plantas de incineración con recuperación energética. Así también la Ley REP, legislación vigente en Chile, considera la “jerarquía en el manejo de residuos”, tal como lo hacen los países más avanzados en la gestión de residuos y la economía circular, y establece que todo residuo potencialmente valorizable debe ser destinado a la reutilización, el reciclaje o la valorización energética, evitando su eliminación.

EL EJEMPLO DE GIPUZKOA, PAÍS VASCO
En el seminario de CorpAraucanía también se presentaron experiencias españolas, como fue el caso de Gipuzkoa, País Vasco, donde hasta el año 2015 vivieron una crisis con la basura no reciclable, similar a la que vive hoy La Araucanía. Hoy, Gipuzkoa es una de las provincias en España más avanzadas en su gestión de residuos, con tasas de reciclaje de un 54% y sin eliminación de basura en rellenos sanitarios, gracias a la valorización energética del restante 46% no reciclable.

En ese contexto, César Gimeno, director general de GHK, empresa pública de gestión de todos los residuos urbanos de Gipuzkoa, sugirió siempre mirar los datos científicos y advirtió de no caer en simplismos y falsas promesas. “Nosotros llevamos 20 años hablando sobre cómo es mejor gestionar los residuos urbanos en la provincia, hemos tenido un gobierno radical en gestión de residuos durante 4 años en donde tenían una ideología utópica de decir ‘Basura Cero’, es decir, que no tiene que haber basura, todo se tiene que reciclar, incluso obligatoriamente de ser necesario. La realidad era muy tozuda y, entonces, lo que nos ha pasado es que se han ido llenando todos los rellenos sanitarios, y cuando se incorporó el nuevo gobierno a finales de 2015, nos encontramos con una situación tremenda, porque se cerraba el último relleno que quedaba disponible y no sabíamos dónde íbamos a llevar la basura de las viviendas. Tuvimos que estar 3 años exportando basura con un costo enorme, en vez de economía circular teníamos camiones circulando, un desastre”, sostuvo.

La solución para Gipuzkoa se basó finalmente en dos pilares: por un lado, el retiro diferenciado de residuos; y, por el otro lado, la construcción de infraestructura para recuperar materiales reciclables y valorizar energéticamente la basura no reciclable, alineado con la “jerarquía en el manejo de residuos”.