Escribe: Javier Huiliñir Curío, docente Formación e Identidad, Santo Tomás, Sede Temuco.
El 2005 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaran que el tercer jueves del mes de noviembre será el día mundial de la filosofía, instancia perfecta para poder reflexionar sobre lo que a simple vista parece una celebración lejana para un número importante de personas.
Filosofía, es un término griego que significa en su etimología (origen de las palabras) “amor por la sabiduría” (filo:amor / sofia:sabiduría). Ahora bien, si nos preguntamos ¿Cuál será el objeto de estudio de la filosofía? Las respuestas pueden ser: la mente, el ser, el conocimiento, las acciones, todas las cosas, todo lo que hay, entre muchas otras. Lo interesante, de esta cuestión, es que la filosofía quiere ser una disciplina de estudio que propone estudiar la realidad.
Aunque parezca ambicioso, este amor por el saber quiere indagar en todo aquello que nos rodea y también podemos ser capaces de pensar e imaginar. Para conseguir este objetivo, el ejercicio filosófico utiliza una herramienta que está presente en la vida de todas y todos y son las preguntas. Muchísimas veces en lo cotidiano de nuestras vidas realizamos preguntas y la filosofía quiere invitarnos a poder preguntar utilizando la pregunta del ¿por qué? esta forma de cuestionar invitará a poder buscar las causas-posibilidades de aquello sobre lo que nos estamos interrogando. Por ejemplo, al encontrarnos con una amiga, le preguntamos ¿cómo estás? Y la respuesta por lo general es bien; si aplicamos el método filosófico, posterior a esta respuesta podríamos volver a preguntar ¿por qué estás bien? conociendo las causas de por qué esta persona dice que está bien.
Todo lo antes mencionado, nos conecta con una filosofía que no es ajena a nuestras vidas. Por el contrario, forma parte de nuestras conversaciones y muchas veces hemos aplicado este método frente a alguna situación familiar o laboral. Por lo tanto, el día mundial de la filosofía, es importarte poder ir promoviéndolo en los diferentes espacios de nuestras sociedades, especialmente en la educación, para integrar el componente del pensamiento crítico, no como algo accesorio, sino como necesario. David Hume, filósofo del siglo XVIII, menciono en uno de sus escritos: “La belleza de las cosas existe en el espíritu que las contempla”, ojala que podamos cada día contemplar nuestras vidas desde nuestra preguntas, para así, ver el mundo desde nuestro espíritu.
