Vecinos de Curacautín advirtieron sobre la intervención que realizaban particulares a la antigua tornamesa perteneciente al ferrocarril que pasaba por esa comuna, lugar donde actualmente se realizaban movimientos de tierra con la finalidad de ejecutar obras en el sector, ubicado en las inmediaciones de la antigua estación, por calle Serrano, antes de llegar a Patricio Chávez, frente al servicentro Copec.
El hecho fue recogido por el escritor Héctor Alarcón Carrasco, autor del blog cultural “Identidad y Futuro”, quien precisó que la centenaria tornamesa del tren Púa – Lonquimay estaría siendo rellenada para compactar el terreno y efectuar construcciones.
La situación fue considerada por los vecinos como un grave daño al patrimonio ferroviario no sólo de Curacautín, sino de la región, por lo que avisaron al municipio local y al Consejo de Monumentos Nacionales en La Araucanía.
Según pudo establecer Héctor Alarcón, la estructura patrimonial de 104 años aún pertenece a la Empresa de Ferrocarriles del Estado, pero terrenos colindantes han sido vendidos a particulares, siendo Curacautín un eslabón importante de este antiguo ramal y una de las pocas comunas que todavía conserva su estación, pero con un uso distinto, albergando el terminal de buses.
El concejal de Curacautín, Mauricio Oñate, dijo estar al tanto de los reclamos de la comunidad, agregando que el municipio envió una carta denuncia a EFE.
El edil publicó una carta de respuesta enviada por Ferrocarriles al municipio, donde se informa que se tomó contacto con el arrendatario del terreno colindante a la tornamesa, donde se están realizando los movimientos de tierra, “quien ejecutará los trabajos para restituir la condición anterior de dicho sector”.
ORÍGENES DEL RAMAL FERROVIARIO DE PÚA A LONQUIMAY Corría el 1°de junio de 1896 cuando el ingeniero Santiago Sotomayor colocaba la firma al primer proyecto para la construcción de un ferrocarril cordillerano, que por esos años se denominó de “Victoria a Curacautín”. Era un proyecto ambicioso, si se quiere, para un sector en que sólo las carretas dominaban el paisaje, siendo ellas las encargadas del transporte de carga, especialmente madera que bajaban algunos colonos pioneros desde la montaña. En el primer punto, el autor del proyecto dejaba de manifiesto que el ferrocarril podría considerarse bajo tres puntos de vista: Estratégico, industrial y comercial. Estas tres consideraciones eran desglosadas luego, especialmente la primera, que hacía hincapié en la facilidad para el transporte de tropas a la frontera, habida consideración que los argentinos ya proyectaban un ferrocarril similar desde Neuquén. En lo industrial se refería al movimiento de maderas, gran proveedora de carga, que sólo esperaba una instalación de esta naturaleza, para comenzar la producción y entrega en cantidades no despreciables, para su comercio a través del país. En lo comercial hacía ver la gran factibilidad de enlazar en la frontera con el ferrocarril de Neuquén- Zapala, lo que permitiría a futuro llegar hasta gran parte del sur de Argentina con nuestros productos. Este proyecto consideraba cuatro estaciones intermedias a partir de Púa: Cullinco, Collihuanque, Ñirraco, Dillo y Curacautín como la estación punta de rieles. En el Título VI, Vía Permanente, del rubro Presupuesto, figuraba una tornamesa en la letra G, al tenor de lo siguiente: Una tornamesa es indispensable en Curacautín para las locomotoras. El precio de instalación aquí indicado, es el precio corriente de los últimos trabajos hechos, incluido el desagüe: $ 2.500. Por problemas económicos este proyecto durmió el sueño de los justos en el Ministerio y sólo se reactivó el año 1906, cuando el Congreso autorizó los dineros necesarios para dar inicio a las obras, pero esta vez con un proyecto del ingeniero Oscar Parodi, las que se efectuaron en dos secciones: Púa – Selva Oscura y luego Selva Oscura – Curacautín. En la Relación Histórica de la construcción del ferrocarril de Selva Oscura a Curacautín, fechada en Púa el 8 de abril de 1916, el ingeniero Oscar Parodi deja constancia en las páginas 6 y 17 de haberse construido la tornamesa, informando en la última, sobre la construcción de la estación lo siguiente: Además la de Curacautín tiene casa de máquinas, corrales estanque y tornamesa. La casa de máquinas es de cabida para dos máquinas; el estanque de 40 m3 de capacidad y la tornamesa de un diámetro útil de 15,65 metros. Ya desde antes de la puesta en servicio el ferrocarril, esta tornamesa comenzó a prestar servicios a diario, permitiendo cambiar el sentido de circulación de las máquinas del ramal y de los trenes lastreros y de carga, que durante más de setenta años tuvieron necesidad de contar con los servicios de este importante artefacto mecánico, que hoy es motivo de controversia por su intempestiva desaparición. Fuente: Héctor Alarcón Carrasco, Identidad y Futuro. |