Escribe: Roberto Neira Aburto, concejal de Temuco.
El problema de violencia que vive hoy Temuco es la consecuencia lógica de una gestión municipal que no planifica y que no cumple acuerdos. Pero existe algo aún más frustrante, y es que la autoridad comunal no reconoce la existencia de una dificultad mayor, y no quiere entender que, desarrollar propuestas innovadoras con pertinencia cultural podría generar mayor y mejor empleo, contribuyendo a la vez, a fortalecer una imagen comercial con identidad que promueva un sello local y regional.
Las asociaciones Folil Mapu y Kelluzomowen, reúnen a la mayoría de las hortaliceras del sector centro de Temuco. Están compuestas, según los registros municipales, por más de 50 personas que, en su mayoría, son mujeres sobre los 45 años. La historia nos cuenta que han comercializado sus productos en los sectores aledaños al centro por muchos años, permitiéndoles llevar un ingreso económico de subsistencia a sus familiares.
El alcalde Miguel Becker tuvo una importante oportunidad de avanzar en la solución de este conflicto, cuando en abril de 2018, la Asociación Folil Mapu presentó al municipio una propuesta innovadora. Esta propuesta llamada “Desarrollo y Buen Vivir” contenía tres principales ejes de acción: el primero, denominado Eje de Reconocimiento, proponía una nueva ordenanza municipal, creación de un punto de venta originario, trabajo mancomunado con universidades, puntos de ventas móviles y rotativos, vestuario con diseño y pertinencia cultural, invitación al comercio local para hacerse parte de esta iniciativa y una ley de propiedad intelectual para los productos.
El segundo eje nos hablaba de Fortalecimiento y Fomento, propuesta relacionada con la creación de una canasta originaria, desarrollo de nuevos formatos de comercialización y puntos de venta virtual. Por último, el tercer eje de trabajo fue de Asistencia Técnica y Financiamiento, que incluía capacitaciones, posibilidad de acceder a un nuevo mercado municipal y financiamiento económico de los servicios públicos. Este proyecto no tuvo una acogida por parte del alcalde, ni de sus equipos técnicos.
Es tiempo de generar un espacio digno de venta para las productoras locales. Existen edificios e infraestructuras municipales en la ciudad que pueden transformarse en centros de comercialización de productos con origen, que permita una apuesta comercial con identidad, y mientras más participativo sea el proceso de construcción de una mejor ciudad, mucho mejor para Temuco.
Hace algunos días, el Gobierno Regional prometió el financiamiento de 2 mil millones de pesos para la reconstrucción de una iglesia en Pitrufquén, (me parece bien por los feligreses) por lo que no cabe ninguna duda que el Gore podría estar disponible para el financiamiento de un proyecto del nivel que presentó la Asociación Folil Mapu.
La comunidad tiene claro que la municipalidad se quedó sin ideas. Temuco no tiene un proyecto a mediano y largo plazo, y menos una planificación que conjugue lo tradicional con lo moderno. Eso preocupa.