Proyecto de genómica en La Araucanía agrega valor científico a verduras cultivadas 

Según los últimos informes entregados por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA) los productores de hortalizas presentan problemas en la comercialización por su limitada vida útil, resultando en una pérdida de calidad y un reducido poder de negociación. Además, se suman los altos costos de transporte y almacenamiento, lo que además tiene una fuerte incidencia en la huella de carbono y agua de los productos. 

El Centro de Genómica Nutricional Agroacuícola inició un trabajo científico coordinado con la Asociación Gremial Hortícola de La Araucanía para crear un modelo de negocios que permitirá desarrollar nuevas tecnologías de post-cosecha, como liofilización y nuevos productos tecnológicos, con ingredientes funcionales, vitaminas, minerales, disminuyendo pérdidas en 8 tipos de hortalizas que se cultivan en suelos de La Araucanía.

Se trata de un proyecto financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) del Gobierno Regional de La Araucanía, a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, que considera como primera etapa, la tecnología de liofilización. Mecanismo que permite deshidratar el alimento al vacío, manteniendo intactos sus nutrientes. Este proceso evita el transporte refrigerado, disminuye el espacio de almacenamiento de los vegetales y aumenta la vida útil, especialmente de las hojas, ricas en carotenoides y otros nutrientes.

Se informó además que en el Cgna se va a desarrollar el prototipo de un suplemento alimenticio, saludable, balanceado en ingredientes funcionales, aplicando tecnologías de procesos; y el “packaging” con envases y diseño de productos saludables. Esta iniciativa implica también capacitar a los productores de hortalizas en procesos de buenas prácticas agrícolas e inocuidad y en trazabilidad de productos con destino a mercados de alto valor agregado.

Tamara Barahona, científica del Cgna, experta en química y quien lidera esta iniciativa, explicó:  “La idea es iniciar con hortalizas tradicionales como el perejil, cilantro, espinaca, acelga y puerro cuya vida útil es apenas de unos días en refrigeración, también trabajaremos con la zanahoria, el choclo y las arvejas”. Por su parte,  el director del Cgna, Haroldo Salvo-Garrido, dijo: “Este Centro de investigación fue elegido por los productores para ejecutar esta iniciativa, por lo que valoró la confianza que están depositando en la ciencia como canal para mejorar y agregar valor a alimentos tradicionales de la región, como las hortalizas que son especies ricas en ingredientes funcionales. Aprovecharemos de contribuir también en establecer modelos de negocios, articulándolos con la industria de alimentos, para lo cual también será vital dotarlos de buenas prácticas agrícolas e inocuidad”.

Jorge Daube, integrante de la directiva de AG Hortícola de La Araucanía, sostuvo que “la cadena productiva total genera trabajo a más de 34 mil empleos, por lo tanto, el impacto de mejorar las condiciones de la producción abre posibilidades de mercado importantes para los socios de la asociación gremial y la comunidad asociada al rubro. En total está integrada por 48 socios y representan toda la cadena desde distribución, comercialización y productores, siendo éstos últimos, principalmente de Temuco, Nueva Imperial y Angol, los que abastecen, con una superficie de 1500 hectáreas, el 70% del mercado de La Araucanía en la estación de verano. La tecnología de liofilización, disponible en el Cgna, les permitirá salir al resto del país y el extranjero con un producto con valor agregado. Actualmente el mercado está acotado a vender en fresco, por eso no se ve una expansión. Existe además una población limitada que consume hortalizas”.

Según se explicó, el objetivo es la profesionalización del rubro de industria hortícola en La Araucanía.  Según los últimos informes entregados por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias los productores de hortalizas presentan problemas en la comercialización por su limitada vida útil, resultando en una pérdida de calidad y un reducido poder de negociación. Además, se suman los altos costos de transporte y almacenamiento, lo que además tiene una fuerte incidencia en la huella de carbono y agua de los productos.

Otros factores que contribuyen a las dificultades que deben enfrentar los horticultores son la estacionalidad de la mayoría de especies y la generación de desechos de productos no comercializados. Esta situación ha provocado una disminución total del 16% en las hectáreas a nivel nacional destinadas al cultivo de hortalizas, entre 2007 y 2016, sugiriendo la urgente necesidad de intervenir con innovaciones de base tecnológica para generar valor agregado a estos productos, considerando aspectos de producción, post cosecha, conjuntamente con prácticas de manejo sustentable y trazabilidad.

Adicionalmente, el bajo consumo de frutas y hortalizas se ha visto asociado con un problema alimenticio que afecta al 30% de la población mundial: Malnutrición que tiene relación con la deficiencia de vitaminas y minerales llamada también “hambre oculta” que tiene importantes repercusiones en la salud y productividad de las personas. Las principales deficiencias observadas son: vitamina A, carotenoides, ácido fólico, hierro, yodo y zinc.

En opinión del Representante Macrozonal de FIA, José Rüth, esta iniciativa es de suma importancia para la región, “ya que específicamente en el rubro de hortalizas buscamos apoyar proyectos que ayuden a disminuir las brechas que tienen actualmente los productores, como modelos de encadenamiento productivos y/o comerciales justos y equitativos en la distribución del valor, generar valor agregado innovador, diversificar la oferta productiva con orientación al mercado y el desarrollo de tecnologías innovadoras en los cultivos para el desarrollo del sector, aspectos que acá se buscan impulsar, promoviendo un trabajo colaborativo entre la Asociación de Hortaliceros de La Araucanía y Cgna”.

Por Sergio Peña Herrera.