La red solidaria de amigos que va en ayuda de los más afectados por la crisis del covid-19 en Curacautín

Pandemia del covid-19 dejó en la vulnerabilidad económica a muchas familias de esa zona, lo que no dejó indiferente a Pilar González.

Pilar, junto a parte de su grupo de amigos y colaboradores en esta cruzada solidaria en ayuda de los vecinos de Curacautín.

Las redes sociales, cuando son bien utilizadas, pueden ser de gran ayuda para mitigar los problemas que sufren muchas personas. Bien lo sabe Pilar González, conocida como la “Pilo”, una vecina que ha residido toda su vida en Curacautín y se declara una amante de su comuna, quien no quedó indiferente al conocer sobre casos de necesidades económicas que estaban quedando al descubierto en su comuna producto de la pandemia del covid-19.

Cuenta que se desempeña laboralmente como operadora de la Central de Alarmas de Bomberos, y si bien su salario, por razones obvias, no le permite adquirir toda la ayuda que quisiera para todas las personas de la comuna, de todos modos sus amigos le han permitido ser la articuladora de una hermosa iniciativa de ayuda desinteresada a sus semejantes.

Pilar comenzó en solitario haciendo pan amasado y sopaipillas en su casa, para ofrecerlo gratis a través de las redes sociales a quienes estaban pasando por dificultades económicas.

“Luego mi papá me regaló un quintal de harina, yo compré otro y así comenzó todo esto. Estuve regalando esto un buen tiempo pero después la situación local se comenzó a complicar y en mi trabajo me di cuenta que había algunos bomberos que lo estaban pasando muy mal económicamente”, relata.

Le dio a conocer esta situación a sus amigos de Facebook y WhatsApp y logró incentivar a varios de ellos para que discretamente efectuaran donaciones a aquellos voluntarios más necesitados.

“Un amigo colaboraba con una cosa, otro con otra y así fuimos armando cajitas. La primera ayuda fue para un bombero de Malalcahuello, con quien no nos conocíamos personalmente pero por teléfono debíamos hablar durante el servicio y nos fuimos encariñando con él, porque era muy amable y nos contó que estaba atravesando por graves problemas económicos, pues se sacaba la mugre trabajando todo el día para ganar menos de cinco mil pesos diarios y realmente estaba en apuros, con él partió toda la cadena solidaria”, añade.

Otra centralista y amiga de Pilar puso su vehículo y ambas fueron a entregarle las cajas con alimentos al hombre de Malalcahuello, lo que comenzó esta gran cadena solidaria.

“No tengo una gran sueldo, nunca me sobra, pero doy gracias a Dios que tengo buenos amigos que cuando digo algo, siempre me ayudan y están conmigo”, agregó.

Luego vinieron otros bomberos de la comuna que estaban pasando por apuros similares y también este grupo de amigos les preparó cajas de alimentos –especialmente con productos para sus hijos, como leche, yogurt y similares- que les hicieron llegar a sus casas.

“AMOR SE PAGA CON AMOR”
“A este grupo de amigos lo bautice como `amor se paga con amor´, porque es sólo eso”, destaca, ya que ninguno de los miembros del grupo recibe remuneración alguna por esta labor solidaria que realizan.

Pilar recuerda que “supimos de casos que nos tocaron muy profundamente, como una familia donde los niños acostumbraban a comer cada uno un yogurt y galletas todos los días, pero esta crisis los golpeó tan fuerte que el jefe de hogar alcanzó a llegar solamente con un yogurt para todos los niños. Esos casos te tocan el corazón y es imposible quedarse sentado diciendo: lo escuché y me da lo mismo. Siempre debemos hacer algo”.

Luego de esta cruzada vino el Día del Niño y nuevamente se reunió este grupo de amigos, esta vez para reunir dulces y golosinas para 200 menores de la comuna. Esta vez también se unieron numerosos vecinos de la comuna, lo que permitió llegar con esta celebración a cerca de 200 hogares.

“Los bomberos nos pusieron sus camionetas a disposición, se vistieron con sus uniformes y salieron a repartir las bolsitas a las casas de los niños, fue una experiencia muy emocionante”, narra Pilar.

Esta vecina de Curacautín dice que afortunadamente, lo peor de las carencias ya pasó en esa comuna, pero todavía subsisten algunos casos especiales que apoyar, como es el caso del bombero de Malalcahuello, a quien asisten permanentemente como grupo de amigos.

“Creo que aunque termine esta pandemia, este grupo no se disolverá nunca, porque siempre habrá alguien con problemas a quien podamos ayudar”, subraya.

Pilar trabaja como operadora de la Central de Alarmas del Cuerpo de Bomberos de Curacautín.