Artesano de Nueva Imperial mantiene viva la tradición de fabricar astiles

Nelson Arriagada viaja desde el sector rural para vender sus productos en la zona urbana.

Las consecuencias de la pandemia del covid-19 han llegado a los sectores rurales de Nueva Imperial, donde la sobrevivencia se torna cada día más complicada producto de la grave crisis económica que golpea especialmente a las personas más modestas.

Por ello, don Nelson Arriagada, con mucha imaginación, se las ingenia para llevar algo de alimento a su hogar, fabricando astiles para hachas, palas o azadones.

Don Nelson viaja día por medio desde su vivienda, en el sector del camino a Chacamo hasta Nueva Imperial, para vender sus trabajos, que son fabricados a mano y sin utilización de maquinaria de alta tecnología.

“En este tiempo la micro del lugar viaja a Imperial día por medio”, comenta, agregando que aprendió el oficio desde muy niño, siempre fabricando accesorios para las herramientas del campesino.

“La cosa esta mala y hay que rebuscárselas para ganar algo de dinero. Con esto uno no espera volverse loco pero me salvo hay días buenos como también hay días malos. Hoy, por ejemplo, estuvo muy malo, trago los astiles a medio hacer y acá en cualquier parte de la calle, donde no moleste, los termino”, relató.

Sobre las mejores maderas que se pueden utilizar para fabricar estos astiles, responde que “el ulmo es una muy buena madera y bueno, todo lo que es nativo, que desgraciadamente queda muy poco, porque en general es madera resistente y liviana”.

Consultado sobre cuántos astiles fabrica al día, explica que “a veces me hago cuatro, tres, pero de repente uno. Acá en el pueblo lo que más se vende son los astiles para azadones”.

Y respecto al precio, “depende para lo que sea y la madera, pero generalmente se vende en cinco mil pesos. También hago bateas, incluso años atrás se hacían muchas bateas, porque las señoras, principalmente las de campo las usaban para lavar, pero ahora con las lavadoras eléctricas ya no se hacen, de repente alguna para para darle comida a los chanchos, pero son muy pocas”, comenta.

Por Israel Sanhueza.